miércoles, 28 de octubre de 2015

El público que nos rodea


En respuesta a Bloguinistas

Este año he tenido la suerte de poder asistir a varias obras al teatro Juan Bravo, tan grande ha sido mi dicha que incluso he podido actuar en él. Día tras día, obra tras obra, iba haciéndose en mí, más y más fuerte, la evidencia que comprobé la primera vez que fui a este teatro. Era yo bastante más joven que ahora, Lola Herrera se subía a las tablas de nuevo para representar a María del Carmen Sotillo, la viuda de Cinco horas con Mario. Al final de la obra, en su máxima histeria, con el desconsuelo más grande, se abraza al cadáver de su marido y le grita, le dice que no se encoja de hombros, que le responda… En ese patetismo absoluto, donde hasta la respiración se te cortaba, el público segoviano se reía a mandíbula batiente dejando clara imagen de su ignorancia. No comprendieron por qué le gritaba, por qué le decía una y otra vez que no se quedara quieto, que no se encogiera de hombros. No lo comprendieron.
En estos últimos meses he visto varias obras de la Muestra Provincial, donde el público ha vuelto a explicar que cuanto más soez, simple y verde sea un chiste más gracias va a hacer (César a gusto). Hasta los mismos Faemino y Cansado simplificaron su obra (no sé si conociendo al público o aceptando su decadencia). El chiste escatológico, sexual y básico es la muestra de la falta de educación segoviana.
Pero, tristemente, esto no es lo más llamativo; si la ventosidad y la cuchufleta es lo único que te hacen reír, únicamente debes leer más. Lo más llamativo es que día tras día, en estos meses, he visto cómo suenan móviles, da igual si el grupo de teatro es de Abades o es El joglars; en algunas ocasiones han sonado hasta doce veces durante la obra. Recuerdo a Hugh Jackman cuando paró su función y pidió que se marchara a la persona que le sonó el móvil; comprendo su histeria. Si en un aula suena un teléfono, el alumno sale expulsado.
Ahora bien, no queda ahí la cosa. La apoteosis de la barbarie llega cuando algún degenerado decide contestar el teléfono, y habla, y dice que está en el teatro, y que no puede hablar. Es tan irónico decir que no se puede hablar…
Hablar. No va a salir de mí la petición de silencio generando más ruido, ni voy a chistar, ni voy a mandar callar en un teatro. Hay una clara diferencia entre ver una película en tu casa, o ver la telenovela, o a José Mota haciendo de vieja y ver una obra de teatro o ir al cine: la compañía. Si estás acompañado, cállate. Cállate. No digas nada. Cállate. En un teatro no se debe hablar, ni comentar lo bueno o lo malo que es el actor; no se debe tener el móvil encendido (hasta su luz es molesta); no se puede llegar tarde, ni recitar los versos del personaje, por muy bien que te lo sepas. Cállate.
El día que vayas al teatro, por favor, cállate. Apaga el móvil y digo bien: apaga el móvil, no quites el sonido, apágalo. No susurres, no comentes. Siéntate, deja que el actor te conquiste, ríete, aplaude y siempre recuerda que molestas cuando haces ruido. No me molestes más.

Hace dos años de esta disertación. Probablemente, lo peor de todo es la decadencia a la que he asistido. Cada vez veo más móviles en momentos inapropiados, más conversaciones, más risas indoctas... Pero qué esperamos de un país que ha confundido al actor con el escritor. Ayer asistí perplejo a una visita al centro cultural Sara Montiel. Confundimos a los artistas con la intelectualidad. Pablo Iglesias felicitaba a Terele Pávez por la frase de la película Las brujas de Zugarramurdi: "A mí las brujas no me dan miedo, a mí lo que me da miedo son los hijos de puta". Ella, con una mirada alborotada, respondía al halago con un sencillo: "esa frase es de Alex, que es el genio". 
Hemos perdido el poco respeto que nos dedicábamos los unos a los otros. Nos grabamos en situaciones de vergüenza o riesgo. Fotografiamos lo innombrable en busca de la fama del "megusta". El público que nos rodea empieza a ser alguien. Lo malo es que es alguien muy molesto.

martes, 20 de enero de 2015

Sobre la subliteratura en Internet

Desde que leí La muerte de Artemio Cruz y sentí auténticos impulsos de "invadir Polonia" (entiéndame mi entorno la idea), comprendí que la lectura actual destronaba las ideas de mi cabeza e inculcaba otras, que en otro momento podrían ser sustituidas. Es increíble lo voluble que me convierte casi cualquier obra. Si la lectura no me provoca ningún cambio, es lo que denomino subliteratura.


domingo, 18 de enero de 2015

Camino a Turkdom


Esta es una traducción del artículo The road to Turkdom de John Robb en Global Guerrillas.
Traducción: Raúl J. Vila
Edición: Luis B. Herrero
Parece evidente que el sistema económico y político que reemplazó a la agricultura feudal está empezando a desmoronarse.
También está bastante claro que necesitamos un nuevo sistema, uno que opere a escala global y abarque plenamente el potencial de las nuevas tecnologías sin convertirnos en esclavos (o matarnos).
¿Cómo sería un sistema así? Obviamente es muy difícil prever lo que va a reemplazar al capitalismo industrial y el estado-nación mientras sigamos dentro del sistema.
A pesar de ello, es posible hacerse una idea de hacia dónde está yendo, atendiendo a dónde nos está llevando la tecnología. Hice hace poco un ejercicio de ciencia ficción en un libro corto que estoy escribiendo y estos fueron los pensamientos que me han surgido:

lunes, 8 de diciembre de 2014

Descentralizando el mundo (II)

Mi experiencia como estudiante, ya peinándome, está resultando bastante gratificante y a la vez frustrante. Es gratificante por mezclarme con personas más adolescentes que yo (sigo siendo un adolescente, por lo visto). Es frustrante porque la simplificación y la vagancia suele darse en la adolescencia. Es gratificante por tener la oportunidad de explicar lo que ya entiendo o por aprender lo que pregunto. Es frustrante por encontrarme con incultos cuya mayor inquietud o motor es el escaqueo o el mínimo esfuerzo.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Buscando motor

El otro día en mi post Inmersos en un cambio de era, decía: Hay que volver a aprender y a enseñar y enseñarnos 
convencer: (Del latín convincĕre). Incitar, mover con razones a alguien a hacer algo o a mudar de dictamen o de comportamiento.
Como cultura hemos ido desarrollando herramientas para someternos unos a otros e inculcarnos lo que hemos creído mejor o verdadero. Más en los últimos tiempos, hemos intentado aplicar teorías de control para influirnos unos a otros a nivel de masa. Nos ha llevado como sociedad a que todo se reduzca en gran medida a eso: CONVENCER. Política: CONVENCER, Venta: CONVENCER, Religión: CONVENCER, Guerra: CONVENCER... 
Si te he convencido eres mío

martes, 2 de diciembre de 2014

Inmersos en un cambio de era

La promesa digital es un documental que presenta una visión general sobre el cambio que ha provocado y que está provocando la tecnología, así como su posibilidad de intercambio y la gran cantidad de información de la que disponemos, tanto en el arte, el comercio, la tecnología... Aconsejo que lo veáis, aunque sea un tema que para alguno de vosotros sea conocido, es un resumen muy interesante:


sábado, 29 de noviembre de 2014

Descentralizando el mundo (I)

Algunas de las cosas que me suceden en mi día a día me perjudican o las siento como injustas, otras me dan ideas de cómo ganarse la vida. Las que me ocupan en este post son aquellas que pueden suponer un cambio drástico en los modelos sociales, económicos... Aprovechando mi situación de programador, tengo ante mí herramientas que me permiten crear otras nuevas e Internet me permite tener la posibilidad de llegar a muchos más interesados, afectados...

Con este post o con esta línea de posts pretendo sacar ideas que pueda llevar a cabo, entender su complicación, contexto, características necesarias... Obviamente cuanta más discusión genere mejor se pondrán a prueba y se analizarán estas ideas.