lunes, 25 de febrero de 2013

Dónde estoy: el astronauta muerto

Te voy a hablar del salto narrativo que he concretado hace poco.

Partía del camino del héroe, que yo resumo como el proceso que comienza con la salida del hogar, consiste en la superación de ciertas pruebas durante las que se produce un cambio a mejor y termina con la vuelta al hogar en ese estado mejorado.

La primera vez históricamente que me encuentro con algo nuevo es con Niezstche:
-Viajero, ¿quién eres tú?. Veo que recorres tu camino sin desdén, sin amor, con ojos indescifrables; húmedo y triste cual una sonda que, insaciada, vuelve a retornar a la luz desde toda profundidad -¿qué buscaba allá abajo?-, con un pecho que no suspira, con un labio que ocultan su náusea, con una mano que ya sólo con lentitud aferra las cosas: ¿Quién eres tú? ¿Qué has hecho? Descansa aquí: este lugar es hospitalario para todo el mundo -¡recupérate! Y seas quien seas: ¿Qué es lo que ahora te agrada? ¿Qué es lo que te sirve para reconfortarte? Basta con que lo nombres: ¡lo que yo tenga te lo ofrezco!
–‘¿Para reconfortarme? ¿Para reconfortarme? Oh tú, curioso, ¡qué es lo que dices! Pero dame, te lo ruego.-‘
–¿Qué? ¿Qué? ¡Dilo!
–‘¡Una máscara más! ¡Una segunda
El viaje no es un proceso que comience y termine, es el estado en el que se encuenta el caminante.
El título del artículo es el único arquetipo concreto que he encontrado que me encaja con la idea más dura de ese viaje eterno, ¿qué mejor símbolo que un astronauta muerto antes de regresar a la tierra? Su viaje fue eterno.

No había sido capaz de interiorizar del todo lo que hay hasta aquí cuando han aparecido otros me han ayudado a avanzar más allá:
http://juan.urrutiaelejalde.org/hacia-un-nuevo-relato-l/
http://dronte.es/la-comunidad-entre-el-aislamiento-y-la-disolucion/

Ahora mismo lo que me intriga es qué ocurre con todas las implicaciones que tenía el hogar. No tengo muy claro por por qué eso me intriga más que otras cosas, sólo es un aspecto más.

Hay quien ha modificado ese concepto de hogar pero en el fondo lo ha mantenido con matices, como la gente de ColaBoraBora que ha creado con sus islas un relato con el que se encuentran a gusto, y desde luego que lo transmiten.

Hay quien lo ha llevado a las ideas nómadas, era quizás la salida más obvia. Aunque según yo lo interpreto, para que encajara del todo en la idea dura del viaje sin retorno habría que matizar que no es sólo que no exista un punto fijo, además nunca se pasa dos veces por el mismo lugar existencial, que no físico.

Y habría muchas otras interpretaciones, desde directamente rechazar el conepto a asumirlo en muchos grados y maneras.

Pero lo que más me encaja a día de hoy es la idea escalón que he entendido de destruir el nombre de la rosa. Es una idea escalón porque resulta un impulso a nuevas ideas y por ello no es útil por sí sola. Requiere trabajo. Personalmente desconfío cada vez más de las ideas que no son así.
Si destruimos el nombre del hogar tenemos entonces algo parecido al nómada que no repite lugar. Mi hogar lo llevo conmigo y va mutando. La idea zen de un mismo río formado por agua que nunca es la misma.

Lo que más me gusta es el juego que supone el ir dándole nombres.
Bastián estaba seguro de que no había visto en su vida nada más hermoso que aquel rostro. Y en aquel mismo momento supo también cómo se llamaba ella: Hija de la Luna. No había la menor duda de que ése era su nombre. 

2 comentarios:

  1. "La Nueva Naturaleza exige un sistema formal adecuado a su propia esencia, incompatible con la mímesis clásica".

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  2. Ahora que dices "Naturaleza", en el post se me ha olvidado la relación que veo con el documental "Máquinas de la Felicidad" de Adam Curtis:

    En él un biólogo cuenta cómo la idea de equilibrio ecológico que surgió con Jay Forrester ya está superada. Y al fin y al cabo la idea de "equilibro" entendida como estable/seguro es fácil de equiparar al hogar, y cómo la mímesis de este no-equilibrio puede ser precisamente el viaje eterno.

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