domingo, 10 de marzo de 2013

Banco



Se tendieron en el mismo sitio, y como la reverberación del cielo era grande, se echaron el ala de los sombreros sobre los ojos.
-No es natural dormir tanto. -murmuró Ossorio.
-No importa –replicó el alemán con voz confusa. Yo no sé por qué hablan todos los filósofos de que hay que obrar conforme a la naturaleza.
-¡Pchs! –murmuró Ossorio; yo creo que ser para que el mundo, los hombres, las cosas, evolucionen progresivamente
-Y ese progreso ¿para qué? ¿Qué objeto tiene?
Camino de perfección
Pío Baroja

Amaneció de nuevo en el mismo lugar donde nunca habíamos estado. Diferenciábamos las mañanas porque gracias a la luz algunos de los de dentro se atrevían a salir fuera y guiar un poco. Los que nos habíamos pasado la noche diciendo por dónde debíamos ir estábamos agotados. Parece fácil mandar. Sé que la gente desde fuera nos ve como si supiéramos exactamente dónde vamos, como un niño pequeño cuando habla de su padre. Cuando un niño comenta las virtudes de su padre, no se da cuenta de está improvisando, de que duda en todo momento de si es lo correcto o lo incorrecto. Duda, porque el camino a la perfección o no existe o es difícil de encontrar o nadie lo conoce. O lo que seguro que nos ha pasado, que lo hemos encontrado y no lo hemos identificado.